martes, 18 de junio de 2013

EMPEZANDO

Me he desvelado. Son las 5:30 de la madrugada y he pensado: "Bonita hora para empezar con el blog..." :P
Para empezar me presentaré:
Me llamo Azahara, tengo 31 años, estoy casada y tengo dos hijos preciosos (qué voy a decir yo, que soy su madre) de 10 y 6 años. Soy de Granada y soy, junto con mi hermana, una de las administradoras de este blog.
Estudié Magisterio, pero (cosas de la vida) nunca he llegado a ejercer como maestra de manera profesional. Sin embargo, con dos niños en edad escolar en casa,imaginaréis que ejerzo como maestra de manera... ¿Cómo la llamaríamos? ¿Extraprofesional, semiprofesional..? En fin, que hago las veces de maestra todos los días. De maestra en doble sentido, claro: escolar y de la Vida. Suena muy trascendental, pero es así. Las madres y padres somos los maestros de la Vida de nuestros hijos, por donde nosotros caminemos, caminarán ellos.

Sin embargo, hace unos años sentí otra llamada.Empezaré por principio:

24 de Junio de 2002 - Hospital Materno Infantil de Granada

Son la fecha y el lugar dónde nació mi hijo mayor hace casi once años. Cuando lo pienso en ese día, lo hago con la alegría del nacimiento de mi hijo, pero con la rabia de saber que no lo parí sino que "me lo parieron".

Ingresé con 5 cm. de dilatación casi sin enterarme. Con contracciones muy suaves y llevaderas, más feliz que una perdiz y muy, muy tranquila a pesar de mi juventud (tenía yo entonces 21 años). 
En urgencias, una matrona muy amable me dice que me ve muy bien, que encajo las contracciones estupendamente y yo le contesto que si, que me está pareciendo todo muy llevadero y que me encuentro genial. Me hacen la hoja de ingreso y me llevan a dilatación en una camilla. ¿En una camilla? Si hace tres minutos que llegué aquí por mi propio pie ¿Qué hago yo en una camilla?
El celador me deja en la habitación con la indicación de que espere a que llgue alguien y alos pocos minutos aparece una señora. No sé si era auxiliar, matrona o la señora de la limpieza porque allí nadie se identificó en ningún momento.

- Hola, guapa ¿cómo te llamas?
- Azahara
-Muy bien, Azahara. Voy a ponerte un enema y aguantas sin ir al baño todo lo que puedas.

Me lo pone y se va. "¿Que aguante todo lo que pueda? Pues no sé cuánto voy apoder porque en mi ida me he puesto un enema y me da miedo no llegar al baño". Así que  en cuanto se va me meto en el aseo y espero un rato. Aguanto dos o tres contracciones (que ya eran cada 3 minutos) y lo expulso todo. En el momento en que estoy saliendo del baño vuelve a aparecer la señora de antes:

-¿Yaaaaaaaa?
-Sí, no podía más.
-Pues si que aguantas poco... Bueno, ya viene la matrona.
Aparece la matrona. Me hace un tacto y me dice que estoy de 6 cm. "Pues que rápido va esto" pienso yo.

- Vamos aponerte un gotero con oxitocina para que dilates más rápido.

"Ah, pues se vé que no va lo suficientemente rápido" vuelvo a pensar. Me enchufan el gotero y pasadas unas cuatro o cinco contracciones noto que se están volviendo más intensas. Pasadas unas cuantas más, empiezan a volverse bastante insoportables. ¿Qué ha pasado?¿Por qué no puedo controlarlas? Cada vez tengo que respirar más rápido entre contracciones. No quiero estar en la cama, necesito ponerme de pie, quiero moverme.

- No, ahora, no. Anda, abre las piernas. Esto es una lanceta ¿la ves? Voy a romperte la bolsa... Están claras, eso es bueno.

Sigo respirando cada vez más acelerada. Se me duermen las manos y los labios. Se lo digo a la matrona y me dice que estoy hiperventilando,que respire más despacio. No sé cuánto tiempo pasa, no mucho pero me quiero levantar, no soporto estar en la cama.

- No, no te levantes. Vuelve a abrir las piernas. Mmmmm... Te voy a ayudar. Lo que voy a hacerte es una dilatación manual y nos vamos al paritorio.

Me llevan a paritorio y pasan de una camilla a un potro obstétrico. Si ya estaba incómoda en la cama, el potro obstétrico ya me remata. Con las piernas en alto y agarrada a unas asas metálicas, veo como en el paritorio hay tres personas más pero no sé quiénes son. 

-Cuando tengas una contracción, puja, como si quisieras cagar.
Llega la siguiente contracción ,pero yo no noto las ganas irrefrenables de pujar que había escuchado tantas veces, así que lo hago con toda la fuerza que puedo. Me dicen que más fuerte, que empuje en el culo, pero no noto sensación de pujo (ahora sé que debido a la dilatación manual, mi hijo estaba alto todavía y por eso no sentía ganas de pujar). Lo intento varias veces, en una de esas bajo un pie del estribo, no puedo estar más así, bocarriba, con las piernas en alto. Así no hay quién soporte el dolor. Creo que no pasarían ni diez minutos cuando la matrona le dice a otra de las señoras que andaban por allí que no pujo bien y que se suba en el taburete.

La matrona me dijo que me iba a cortar. Lo intentó mientras no tenía contracción y grité. Esperó a que tuviera contracción y lo volvió a intentar, pero nada.
- A ver si afiláis esto que no corta.
A la tercera por fin pudo cortar.

La que se había subido en el taburte me dijo:
- Venga, cuando tengas contracción pujas que yo te voy a empujar en la barriga para que salga el bebé .

Me hicieron lo que se llama Maniobra de Kristeller.Para saber más sobre qué es y por qué se desaconseja podéis leer AQUÍ
Si queréis tener la sensación de que os asfixiais, pedid que os hagan la Kristeller, es la sensación más precida que existe.
En dos contracciones salió mi hijo. Lo tuve encima cinco minutos. Se lo llevaron a pesar y medir y después al nido.
Hay mucho que contar sobre la estancia en el hospital, pero este es a grandes rasgos el relato de mi primer parto. Un parto que duró una hora y media desde que ingresé y que muchos calificarían como el parto perfecto: rápido y con madre e hijo sanos.
¿Y por qué desde el primer momento, sin tener apenas conocimientos sobre el tema y o sentía que allí había fallado algo?¿Por qué me puse a buscar información a las pocas semanas?¿Por qué mi sensción era que aquello no era parir?

Pasé años, leyendo sobre partos respetados, recomendaciones de la OMS, partos en casa... Y entonces un día, no recuerdo ahora en qué página exactamente leí algo sobre las DOULAS y sentí que ese era mi sitio en la vida. "Ya está", pensé "lo has encontrado, para esto es para lo que habías venido al mundo, esta es tu labor." Y buscando el lado positivo de las cosas también pensé que haber pasado por un parto no respetado    me había conducido hasta ese punto, hasta esa decisión, la de querer ser doula.

Y aquí estoy, después de todo eso y de un segundo parto que otro día contaré y que no tuvo nada que ver con el primero, a punto de terminar mi formación como doula y con todo mi camino por andar. 
Espero que me acompañéis. Un besito.




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