viernes, 5 de julio de 2013

MI PRIMERA EXPERIENCIA COMO DOULA

Hace unos días se me rompió el ordenador y por ese motivo, el blog ha estado un poco abandonado, así que pido disculpas si es que por casualidad hay ya alguien que lo esté siguiendo.

Como reza el título, hace un par de semanas, tuve la inmensa suerte de tener mi primera experiencia como doula. No puedo decir que fuera exactamente como esperaba. Ya sabéis, algunas veces una se hace una idea sobre una situación y al final las cosas pasan como tienen que pasar.
Fue un parto largo, con un expulsivo largo y con una mujer valiente que dio de sí todo lo que pudo y más.
El ambiente era muy íntimo a pesar de que el parto se desarrolló en un hospital. En este hospital hay música relajante en los paritorios, cuentan con pelotas para la dilatación y sillas de parto, lo que dada la situación actual en la mayoría de los hospitales españoles, es todo un lujo.
Bueno, a lo que iba. El parto se inició muy bien, despacito pero con buen ritmo hasta los 9 cm. En ese momento la madre empezó a sentir unas ganas terribles de empujar. Empuja como una campeona. Pasa una hora, cambia varias veces de postura, prueba la silla de parto, empuja en cuclillas, empuja de pie, empuja tumbada... y el bebé que no se mueve ni un centímetro. La matrona le sugiere tumbarse de lado un ratito para descansar y ver si así el bebé modifica un poquito la posición y puede ir bajando. Le doy masaje en la zona del sacro y me dice que le alivia mucho :) La matrona y yo la animamos mucho : ¡Venga, lo estás haciendo muy bien! Tranquila, tranquila...
Ella está "endorfinada" perdida, se duerme entre contracciones, gime, a veces lloriquea un poco...¡No puedo más!... ¡Sí que puedes,lo estás haciendo!... Me duele muchísimo...Lo sé, pero lo estás haciendo de maravilla...
Y sin embargo el bebé seguía sin moverse un solo centímetro y ya van tres horas empujando. ¡Qué mujer tan fuerte! Aparece la ginecóloga porque ya han pasado las tres horas de protocolo y sin embargo decide darle otra media hora más. Salimos un momento del paritorio y nos comenta a la matrona y a mi que quiere darle una oportunidad, que le da mucha pena hacerle cesárea porque empuja de maravilla. La explora a la media hora, pero sigue igual. Última oportunidad, otra media hora. ¡Qué maravilla de ginecóloga! 
Sin embargo, pasadas cuatro horas, todo sigue igual. 
-Sintiéndolo muchísimo, tengo que hacerte cesárea-dice la ginecóloga.
-Vale, vale- dice la madre
-Pero tranquila, no has podido hacerlo mejor de lo que lo has hecho, eres una campeona y una mujer muy fuerte.

La trasladan a quirófano y para mi sorpresa, me dejan estar en el antequirófano. 
Pasado un ratito, nace el bebé. Chiquitito y precioso. 
-¿Quieres llevárselo tu al padre?- me dice la matrona
-¡Claro que sí!
Y allá que vamos las dos. Yo con el bebé en brazos y con un subidón de alegría a pesar del final inesperado y con una matrona maravillosa a mi lado que hizo que mi primera experiencia como doula fuera increíble.
Llegamos a donde está el padre y se lo ponemos piel con piel. ¡Qué momento tan tierno!
A la medio hora más o menos, sale la madre. Cansada, pero sonriente.
-Has sido muy valiente-le digo-Lo has hecho genial. Gracias por dejarme estar contigo.
- Gracias a vosotras, que sois muy "apañás"

Desde aquí: Gracias I. por facilitarme esta primera experiencia. Gracias S. Por permitirme estar en el nacimiento de tu hijo. Gracias


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